El sábado 3 de enero del 2009 los supermercados Líder de Santiago y regiones comenzaron una inusual liquidación de ron cubano, entre los que se encontraban las taquilleras marcas Varadero y Habana Club. Los sedientos consumidores asolaron las góndolas y en poco rato gran parte de las botellas, ofrecidas a la mitad de su precio habitual, ya se había vendido.
No se trataba de una promoción cualquiera, sino una de las condiciones del trato que el gigante Wal-Mart habría impuesto a Líder, luego de que el 24 de diciembre pasado realizara una Oferta Pública de Acciones (OPA) por el cien por ciento de la empresa que, hasta ahora, siguen controlando los hermanos Nicolás y Felipe Ibáñez.
La liquidación de productos ya era conocida por los administradores de los supermercados D&S, quienes el 31 de diciembre recibieron un mail de la empresa. Según el comunicado, la compañía dejaría de vender 42 productos provenientes de países como Irak, Irán, Venezuela y la mencionada Cuba. En el caso de la nación gobernada por Hugo Chávez, las marcas afectadas serían los rones Diplomático, Santa Teresa y Pampero.
Si bien D&S, a través de su empresa de comunicaciones, señaló a LND que no podía entregar más información respecto a esta medida debido a que podría afectar la transacción comercial que aún no se materializa, fuentes extraoficiales de la propia compañía de retail confirmaron que se trató de una condición previa de Wal-Mart para concretar el acuerdo.
Además, agregaron en la compañía, el argumento de la norteamericana habría sido que las empresas de ese país no pueden comercializar con naciones que se encuentran bajo el bloqueo económico de su gobierno.
El caso, además de estimular la sed de los compradores, levantó polvo en la opinión pública chilena. El martes pasado, el presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Eugenio Tuma, y su colega del PPD Rodrigo González, solicitaron a la Fiscalía Nacional Económica (FNE) que abriera una investigación para determinar si la operación entorpecía la libre competencia.
También hubo reacciones desde el propio mercado. La competencia de D&S, Cencosud, utilizó la situación para transformarla en una herramienta comercial y publicitaria favorable a Jumbo: el 5 de enero, el supermercado del elefantito publicó un aviso y página completa de El Mercurio en el que advertía: En Jumbo encuentras productos de todo el mundo sin restricciones, y mostraba algunos de los artículos vetados por Lider destacando con banderitas su respectiva denominación de origen.En los correos en que se esparció la noticia de la liquidación se informaba, entre otras cosas, que el bloqueo a estos productos correspondía a un capítulo del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos o a la legislación norteamericana. Pero en varios casos la acción sólo corresponde a una política interna de la empresa con base en Arkansas, la que, por cierto, podría vulnerar la legislación chilena.
Lo que si ha quedado claro es que Hacienda ha manifestado públicamente la simpatía por esta operación, como se señala en un artículo que viene más adelante en que se expresa textualmente: el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, celebró esta operación y dijo sin pudor:
“Chile va a recibir una inversión extranjera directa de aproximadamente ocho por ciento del PIB en 2008. Son sólo cuatro o cinco países del mundo que están en esta situación“. Y también agregó: “La inversión extranjera en Chile sigue adelante. Algunas de las principales empresas extranjeras del mundo en minería, en electricidad y ahora en el retail creen en el mercado chileno y van a participar en él“.
EL BLOQUEO SILENCIOSO
¿Por qué los productos de origen venezolano fueron incluidos entre los que Lider anunció que liquidaría? Es algo que el encargado de Cultura de la Embajada de Venezuela en Chile, Alirio Contreras, aún no se explica.
Nuestro país no se encuentra bajo embargo de Estados Unidos, ya que ellos tienen en Venezuela muchas empresas con capital norteamericano, entre ellas algunas de las más célebres como McDonald’s y Pizza Hutt. Además, nosotros le vendemos petróleo a ese país, advierte, señalando que la embajada no se inmiscuirá en el asunto, porque corresponde a una negociación entre privados. Ellos (Wal-Mart) valorarán lo que les conviene. La gente podrá comprar nuestros productos en otro lado, dice.
El diputado Eugenio Tuma tampoco se explica la acción de la gigante del retail. Extremadamente molesto, anunció a LND que dentro de su batería de acciones, donde se espera la resolución de la FNE , redactó un proyecto de ley que será presentado el próximo lunes con el apoyo de diez diputados de la Concertación , y en el que propone tipificar como delito la aplicación de restricciones a productos importados si con esto se pasa por encima de la legislación chilena.
Y en este caso me parece que es así. El proyecto incluirá la no entrega de patente comercial a las compañías que vulneren las leyes chilenas, señala el parlamentario.
Según fuentes cercanas al gobierno venezolano, la actitud de Wal-Mart respondería a un embargo tácito, que es seguido por algunas firmas comerciales estadounidenses y que se suma al embargo explícito en materia de compra de armamentos y cooperación militar que Estados Unidos aplicó a Venezuela en 2006, luego de calificarlo como un país que no estaba cooperando suficiente en la lucha contra el terrorismo.
CUBA, LAS PENAS DEL INFIERNO
En el caso de los productos cubanos que Líder dejará de vender en sus tiendas, la presentación de los diputados PPD ante la Fiscalía Nacional Económica (FNE) explica que se trata de la aplicación extraterritorial de leyes norteamericanas en Chile, particularmente de las denominadas Torricelli y Helms Burton de 1992 y 1996, respectivamente, cuyo contenido normativo se refiere a prohibir el comercio de productos provenientes de Cuba.
Las penas del infierno en contra de la isla llevan en realidad más de 40 años y uno de los cuerpos legales más célebres es la Ley de Ajuste Cubano. Ésta, junto a otras iniciativas del gobierno estadounidense, afecta a todos los productos de Cuba, también a aquellos que tienen componentes de ese país y a su comercialización en el mundo.
Max Marambio, empresario chileno que comercia con el país liderado por Raúl Castro, explica que el embargo dificulta bastante su trabajo.
Por ejemplo, si Madeco propiedad del grupo Luksic , que hace ollas, comprara níquel cubano para hacer las aleaciones y la cantidad de material originario de la isla fuera mayor a un 10%, no podría venderlas en Wal-Mart, dice Marambio, quien agrega que la restricción también funciona a la inversa, es decir, ningún país puede venderle a Cuba productos que tengan más de un 10% de componentes de Estados Unidos o hechos en ese país.
La ley norteamericana es extraterritorial a tal extremo que, aunque en la práctica sea incontrolable, se supone que un diplomático cubano no puede comprar nada en Wal-Mart. No podría tomarse una Coca Cola tampoco, en ningún lugar. En general, cualquier empresa norteamericana en Chile se podría negar a venderle a un diplomático un litro de leche Calo. Esto se debe a que la legislación norteamericana establece que un ciudadano de ese país no puede hacer trato con ningún cubano, completa Marambio.
Según el diputado Tuma, es muy poco probable que Wal-Mart intente acudir a su gobierno para solicitar un permiso que le permita comercializar productos bloqueados por Estados Unidos.
Chile representa una porción muy pequeña de sus negocios, por ende no creo que les interese. Lo único que aquí cabe es una ley que penalice estas actitudes que van en contra de la normativa y la soberanía chilena, concluye.
Y Chile tiene un precedente conocido. En 2007, el Banco de Chile, entonces controlado por el grupo Luksic, se fusionó con el Citibank conservando su nombre , tras lo cual informó a todos sus clientes que sus tarjetas de crédito dejaban de estar activas en Cuba. ¿Qué habrá ganado la familia Ibáñez a cambio de sacar antes de tiempo los productos bloqueados por la gigante del retail.
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